¿Alguna vez alguien te recomendó realizar correcciones ortotipográficas a tus textos? Seguro fue que, al leerlo, sintió como si tuviera piedras en su boca, además de encontrarse con disparates, que, arreglándose, presentarán una obra bien valiosa.
Con alto grado de certeza, tú mismo percibiste ciertos obstáculos que impactaron en tu mente, sorprendieron el sentido de tu vista y hasta enredaron tu propia lengua, tratando de pronunciar las palabras que dicho texto contenía.
Si es así, permítenos decir que: ¡estás delante de un escrito que urge por correcciones ortotipográficas!
Las correcciones ortotipográficas son mejoras realizadas a las producciones escritas, mediante su lectura exhausta y aplicación de corrección en las faltas ortográficas y gramaticales, de puntuación, erratas o comillas y guiones, por mencionar algunos aspectos.
La ausencia de ortografía, como un punto y coma faltante, abreviaciones erradas (y hasta inventadas), abuso del uso de puntos suspensivos, puntuación incorrecta de citas y supresión de comillas, son, por mencionar algunos ejemplos, las faltas que obstaculizan la funcionalidad y legibilidad del mensaje que se quiere transmitir.
Lo que significa que si existen textos sin correcciones ortotipográficas, hay una insuficiencia en la eficacia comunicativa, y visto desde la óptica del lector, desechará de inmediato lo que está leyendo. En serio, ¿desearías que ocurriera eso con tus escritos? ¡Seguro que no!
Ve, abre bien los ojos y usa tu inteligencia. No es igual ni significa lo mismo que alguien escriba:
Él lloró por la pérdida de su mujer.
A que lo haga de esta manera:
Él lloró por la perdida de su mujer.
La primera afirmación indica a una probable desaparición de la mujer (bien sea por la muerte o un distanciamiento), de quien se hace referencia. La segunda expresión, en cambio, hace denotar que dicho hombre llora a causa de la conducta casquivana de su mujer.
Para que no confundas correcciónes ortotipográficas con la corrección de estilo, es bueno saber que la ortotipografía se encarga de corregir:
➔ La grafía y variantes de letra: si debe ser cursiva, redonda, negrita, versalita, superíndice (voladita) y subíndice, entre otras.
➔ Puntuación de todo el contenido textual y de aquel que acompaña a figuras, gráficas, imágenes, cuadros.
➔ Páginas incorrectas, disposición de títulos, apartados y subapartados.
➔ Blancos incorrectos (espacio de sangrías de más, líneas de blanco, espacio extra entre palabra y palabra…).
Las correcciones ortotipográficas te dan la oportunidad de entregarle al mundo lector, escritos de alta calidad. Eso sí, si permites que tu obra escrita sea corregida. Estos principios son:
1. De estética: que el texto sea atractivo a la vista.
2. Funcionalidad: con significado preciso que contribuye a la correcta interpretación.
3. Legibilidad: constituye la posibilidad de comprender un texto escrito, y
4. Eficacia comunicativa: alcanzar el éxito en la comunicación del mensaje, logrando influir en el lector.
Te aseguro que quien va a corregir tus manuscritos es una persona profesional, que lleva años haciéndolo y que tiene pasión por las palabras y el mundo impreso. Bueno, debes dar con un personaje así.
De hecho, un corrector de esta naturaleza no hará las correcciones por capricho, sino apegado a los lineamientos establecidos por la Real Academia Española de la Lengua (RAE), por manuales de ortografía y de estilo, o por organismos autorizados que respeten, por supuesto, a la mismísima RAE.
Si tienes dudas de que tu manuscrito tenga errores, te conviene mandarlo a corregir por manos profesionales. Y, para ello, cuenta con nosotros. Contáctanos por un mensaje, WhatsApp, Telegram o correo electrónico y te ayudaremos con nuestros servicios. Así, le sacarás provecho y publicarás con confianza.