Comunicarnos es esencial
para la supervivencia, gracias a la palabra escrita interactuamos con nuestro entorno de forma duradera: todo el contenido textual que has plasmado en papeles o subido a Internet
puede llegar a ser eterno.
Cómo nos describimos en redes sociales, los artículos que publicamos, los anuncios con los que tratamos de atraer clientes, los correos electrónicos que enviamos... todo ello forma parte esencial de nuestra propia persona, de nuestro perfil y, sobre todo, de
cómo nos perciben los demás.
Escribir correctamente
sirve para construir una imagen propia valiosa, transmitir con acierto todo lo que queremos hacer llegar a los demás, comunicar con eficacia. Con ayuda todos podemos conseguirlo, el primer paso es asumir que no somos perfectos, nadie lo es. Es imposible nacer sabiendo
emocionar como un poeta o relatar como un cuentista.
Es muy frustrante no hacerte entender, nos pasa a todos alguna vez: en el trabajo, en la tienda, con la persona que te gusta, amigos o desconocidos. Parece que, aunque hablemos la misma lengua, las diferencias en el lenguaje
llegan a generar mucha confusión innecesaria, fácilmente evitable escribiendo especialmente para nuestro público objetivo.
A veces el problema es que nos perdemos en nosotros mismos, confundimos hablar con redactar, abusamos de las mismas palabras o padecemos vicios particulares de cada uno, como el exceso de adverbios o la mala acentuación.
Aunque muchas veces no se le concede el debido valor, el oficio de escritor es uno de los más difíciles, dime, ¿a cuántos buenos escritores conoces?, la mayoría solo lo consiguen tras años y años de dedicación, leyendo y corrigiendo constantemente sus obras.
La tarea de trasmitir, de despertar la imaginación, es muy parecida a la del antiguo mago: consigue hechos inexplicables, hacernos volar. Nadie sabe exactamente cómo lo hace y hasta que lo has vivido no te lo crees.
Ni siquiera los mejores escritores del mundo trabajan solos, hay quien piensa que todo depende de inspiración, de ser tocados por la divinidad. La verdad: más vale que tus musas te encuentren con las manos en el teclado/la pluma o nada te quedará cuando se vayan. Todas las editoriales
de prestigio trabajan con exhaustivos procesos de revisión y corrección
que velan por unos resultados dignos de ser publicados.
Ritmo, riqueza semántica, claridad argumentativa, tono adecuado, coherencia… son algunas de las cualidades imprescindibles para conseguir conectar con los lectores. Tienes que conocerlos, y tienes que ser experto en el tema sobre el que escribes. Sin estos dos factores, rara vez surge la magia de la literatura, ni el arte de la persuasión.
Existen innumerables ocasiones en las que escribir correctamente puede salvarnos la vida. ¿Quién no consiguió acercarse a su amor platónico gracias a escribirle una bonita carta o mensajito de texto, en los tiempos digitales? Hay famosos casos de personas que se libraron de la muerte gracias a sus elocuentes palabras, como en "Las mil y una noches".
La cantidad de pruebas escritas
que debemos pasar es interminable: desde la tarea para la escuela
hasta la tesis
doctoral, la carta
de motivación para optar a ese puesto, la explicación de tus servicios, tu CV
o la redacción
de una denuncia. También las invitaciones
para tu boda, los correos electrónicos
que te harán conocido y valorado o el discurso de tu graduación; todo lo que necesites comunicar puede ser creado y revisado por profesionales
que te aseguren los mejores resultados.
La diferencia entre seducir y aburrir
depende del uso de las palabras. No queremos cansar a nadie. Seguro que a ti también se te ocurren muchos ejemplos, te invitamos a que nos los compartas en los comentarios o por mensaje privado: cuál ha sido la situación en la que más has necesitado encontrar las palabras adecuadas.
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